Según un informe de ONG Global Witness, la persecución y asesinato de defensores del medio ambiente se ha cuadruplicado entre 2002 y 2017. El año pasado, 207 activistas ambientales fueron asesinados en el mundo y el 60% de ellos eran de Latinoamérica.
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La reciente muerte de Alejandro Castro, joven activista y dirigente sindical de pescadores de Quintero, nos recuerda casos dolorosos de líderes ambientales que han perdido la vida en dudosas circunstancias. La PDI informó que se trataría de un suicidio, sin embargo no se descarta otras hipótesis y debido a las amenazas que el joven habría sufrido por parte de fuerzas armadas días antes de ser encontrado, se ha solicitado una investigación exhaustiva por parte de la familia y la comunidad, con el fin de esclarecer su causa de muerte.
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Es inevitable pensar en Macarena Valdés, líder ambientalista del sector de Panguipulli que luchó contra la hidroeléctrica Mini Central de Paso Tranguil de la empresa RP Global y Soesa, quien el año 2016 fue encontrada muerta en su casa luego de haber recibido amenazas. En ese momento el Servicio Médico Legal declaró que la causa era suicidio, sin embargo, un peritaje privado descartó esa hipótesis y su familia aún espera que se haga justicia, siendo su esposo continuamente perseguido y amenazado.
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También tenemos los casos de denuncias hechas por activistas de Petorca, como Rodrigo Mundaca y Carolina Vilches, producto de las amenazas que han recibido en sus casas por denunciar la usurpación de agua en el territorio por parte de las empresas agroexportadoras.
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La decisión de Chile de no firmar el Acuerdo de Escazú, profundiza la vulnerabilidad en la que se encuentran quienes defienden su territorio de las amenazas ambientales generadas por la industria, ya que este tratado además del derecho al acceso de información, participación y justicia ambiental, promueve la protección de activistas ambientales.
Es así como en nuestro país y continente, los y las defensoras del medio ambiente nos encontramos en una situación compleja, ya que no contamos con la seguridad de poder ejercer nuestros derechos de exigir vivir en un medio ambiente libre de contaminación sin correr el riesgo de ser amedrentados por quienes tienen intereses económicos por sobre el derecho a la educación, la salud y la vida.
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Aún así, creemos que la clave es alzar la voz de forma colectiva, porque somos muchas y muchos más que ellos y la única forma de lograr los cambios necesarios para un mundo más sustentable es re-uniéndonos y luchando en conjunto.
Por una #concienciaambientalcolectiva ¡súmate, difunde y participa en tu comunidad! La #sustentabilidadcomunitaria es tarea de todas y todos, así que no tengas miedo y sé parte del cambio!
Al luchar por el medio ambiente estamos luchando por la tierra, el aire, el agua, la plaza de la esquina, la vecina, el vecino, nuestras propias vidas y las de quienes vienen. ¡No más zonas de sacrificio, no más muertes por defender la tierra!
Ilustración: @camilacomeflores